A la vez que sonríes
Existe una creencia muy habitual en el ser humano que, lejos de hacernos más grandes, termina por empequeñecernos. Y es la idea de que nuestro poder abarca todos los rincones del universo.
A simple vista podría no parecer así —«¿Creerme el centro yo? ¡Para nada!»—, pero a la hora de la verdad lo cierto es que no dejamos de culparnos por mil y una cosas que poco o nada tienen que ver con quiénes somos: aquel proyecto que no funcionó, esas décimas que no alcanzamos o aquella persona que nos dijo «¿Sabes?, creo que no eres lo que buscaba».
Y es precisamente en este espacio de dolor —justo antes de que la herida se haga cicatriz—, donde una oportunidad se desnuda para tendernos la mano.
La oportunidad de, por una vez por todas, dejar de a ser ombligo, dar un paso fuera del centro y empezar a aceptar que en la vida existen muchas más variables que juegan en contra de nuestros deseos y el esfuerzo que regalamos. Que podemos entregarnos con todo, sí, pero que siempre quedará una parte ajena a nuestra capacidad, por grande que esta sea.
Un amigo me lo dijo: «Si diste todo cuanto tenías y no salió, llora. Pero hazlo a la vez que sonríes».
Y es que no es fácil asumir que el mundo es frecuentemente injusto—que donde merecimos pares salió nones—, pero siempre es mucho más valiente que dejar de intentarlo, seguir castigándonos y negarnos a la evidencia de que, al final, lo único que importa es aquello que hacemos con el trocito de mundo que todavía podemos transformar.
6 Comments
Jany Enseñat
QUE BONITO PABLO!!!!! Coincido contigo totalmente, a veces las cosas no vienen de la manera que uno espera o desea, a veces tendremos mil obstáculos para lograr lo que queremos pero sigo que pensando que SÍ se puede, que todo en esta vida se consigue con empeño, dedicación y perseverancia. Soñando siempre en este trocito de mundo que espero poder transformar. 😉 Un abrazote desde Cuba!!!!
Pablo Arribas
Querida Jany, eso mismo es. Yo creo en ese trocito, nuestro trocito, y no voy a escaquearme solo porque no sea todo lo grande que de pequeño podía imaginar. Cuidar nuestra parcela es la consigna. Besos gigantes desde España. Gracias por comentar :))
Valeria
Como siempre que te leo, me emociono. Porque en cada letra nos regalas una reflexión al alma que nos sana y nos hace seguir adelante. Porque a veces los malos ratos nos producen la sensación de que no hay salida, que irremediablemente estamos destinados al no ser. Pero cuando te leo siempre una nueva esperanza parece asomar. Gracias por compartir tus palabras. Saludos desde Argentina,Pablo 😊
Alfredo
Yo siempre he sido de los que aunque nos ponga obstáculos los aparto para poder continuar y luchar por aquello que quiero. Me he caído muchas veces y llevo muchas cicatrices (con orgullo), pero siempre intento conseguir lo que me propongo.
Saludos.
Pablo Arribas
Muchas gracias por comentar, Alfredo. Me encanta la gente así, luchadora como tú. Mi admiración, amigo.
Un abrazo :))
Pablo Arribas
Querida Valeria, no te quepa duda de que siempre hay una salida. Unas veces la encontraremos hallando una respuesta que desconocíamos, otras dejando que pase el tiempo, y otras —la mayoría— buscando nuevas cosas con las que ilusionarnos.
Un abrazo y gracias por estar ahí :))