Amor,  Colaboraciones

Yo quiero un amor vintage

“Me imagino en un futuro a la gente hablando del amor como se habla ahora de las cosas con hombreras. “¿Te acordás cuando todavía se usaba el amor? ¡Qué horror! Yo lo usé un par de años, no quiero ni ver fotos de esa época.” Todo pasa tan rápido que ni nos damos cuenta. El amor tarde o temprano también pasará de moda. Lamentablemente… siempre me gustó lo vintage.” 

Como si de una carta a Los Reyes se tratara, pedimos un amor que nos cuide, nos mime, sea bueno, nos proteja…. ¡Ah, y que tenga detalles! Y cuando esa persona aparece en nuestra vida, paradójicamente, no la valoramos porque nos cuida demasiado, nos mima demasiado, nos protege demasiado, es demasiado buena y tiene demasiados detalles. Demasiado para ser real. 

Y es en este punto, en el que tras hacer una larga lista de cualidades y virtudes maravillosas de esa persona, acabamos por pronunciar el famoso ‘… pero te quiero como amigo’. El primo hermano del ‘No eres tú, soy yo’ a veces me lleva a pensar que, en el fondo, parece que nos gusta lo complicado y difícil (y los raritos, los bordes, los malotes, los aparentemente especiales y un largo etc), porque pareciera que así merece más la pena. ¿Qué hay de malo en la sencillez de una persona que nos cuida el corazón con ese cariño? ¿Qué es lo que falla?

“Pasa con la felicidad como con los relojes,
que los menos complicados son los que menos se estropean.”
— Nicholas Chamfort.

Principalmente, dos cosas (de entre una larga lista que tú y yo ya sabemos porque a una amiga de tu amiga le pasó algo parecido, ¿verdad?): En primer lugar, la falsa creencia de que lo realmente importante debe ser resultado de un gran sacrificio. Que a mayor dificultad, mayor valor. Y, a pesar de creer firmemente que la perseverancia y el esfuerzo son valores fundamentales para alcanzar nuestros objetivos, la sencillez y la flexibilidad también lo son. Es cierto que el amor se construye, pero también que no hace falta dejarse la vida en ello cuando tu autoestima iza la bandera blanca. Hay que luchar, sí, pero no a cualquier precio o ante cualquier ganancia. Tan importante como decidir dónde y cuánto insistir es acotar dónde ceder y saber en qué momento decir ‘hasta aquí’. En segundo lugar, la sospecha o, por qué no, el complejo de que alguien tan genial no solo sea real sino que, además, pueda fijarse en nosotros . ¿Acaso no nos han dicho siempre que “las apariencias engañan”? ¿Acaso no lo han demostrado así una y otra vez nuestras experiencias del pasado? (“A saber qué esconde para ser tan perfecto”).

¿No será, tal vez, que en la sencillez está lo extraordinario?”

¿Por qué ocurre esto? No tengo ni idea. Quizá sea porque en un mundo que avanza a gran velocidad, todo se amontona, se enreda y se complica de tal modo que valores como la sencillez, la autenticidad o la naturalidad – tan admirados a nuestros ojos – hayan acabado por convertirse en actitudes en peligro de extinción. O, quizá, porque de tanto buscar en los rincones equivocados, hayamos terminado por creer que algo tan sincero no puede ser verdad. Pero no, no es magia. Ni siquiera es algo raro. Es amor del de antes, amor del bueno. Es amor vintage.

Amor de ese que arreglaba lo roto porque no existía un tesoro mayor que lo construido entre esas dos personas. Amor del bueno, de ese que entiende realmente qué es comunicarse. De ese que sabe que un silencio vale más que mil palabras y que la mayor conexión entre dos personas, lejos de ser la WiFi, es mirarse a los ojos al hablarse. Amor del bueno, de ese que sabe que unas palabras bonitas ablandan el ego de cualquier discusión. De ese que sabe que el cuidado, el mimo y el cariño se construyen de puertas para adentro y no entre selfies y puertas entreabiertas. Amor del bueno, de ese que se centra en cuidar la calidad con una persona y no en mirar por el rabillo del ojo de la cantidad.

Un amor del de antes, del de-toda-la-vida, de ese que sabe que el fuego lento siempre es plato de buen gusto para quienes se sientan en la mesa con amor. Y, por supuesto, un amor de dos… que tres, cuatro y cinco son multitud. Un amor único, de uno y con uno, no uno que coleccione cromos con la misma facilidad que hace scroll en una aplicación de citas. Un amor del de antes, de ese que repite camiseta tres días seguidos porque te dijo que le encantaba cómo te quedaba, y no cambiarte tres veces al día para sacarte una mejor foto de perfil. Un amor vintage, a la antigua, de andar por casa, del que colecciona paseos en el parque y no likes en Instagram.

El amor, cuando es verdadero, nunca pasa de moda”

Si eres de los que añoran esa época, lee con atención lo siguiente: mereces un amor del de antes. Porque el amor no es sufrir, ni hacer grandes logros para merecer el cariño del otro, ni intentar deslumbrarle para que se fije en ti. Ya eres lo suficientemente valioso como para que una persona te mire y vea en ti una vida llena de experiencias maravillosas.

Por eso, y aunque no viva a la moda, yo quiero un amor que no se rompa o deshilache con facilidad. No quiero un amor de temporada e Inditex, sino uno fuerte, resistente y de verdad. Como aquellas Wayfarer que duraban generaciones; como aquella vieja Polaroid que – sin querer – siempre encontraba el filtro perfecto para cada una de nuestras aventuras; como aquellos Levi’s cuyos años justificaban su precio; o como aquella carismática furgoneta que cada verano resistía historias de lagos y montañas. Porque, aunque todo esto parezca del pasado, se hace presente en el momento en que, pase el tiempo que pase, cuando llega lo hace para nunca desaparecer.

Lo vintage no es aquello que siempre vuelve, sino aquello que nunca se va.

Yo lo tengo claro. Yo quiero un amor vintage.

Escrito por @Nekane_González y Virginia Gonzalo de Reparando Alas Rotas
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11 Comments

  • Ceci

    Simplemente genial, Nekane. Hace poco vi una película que me dejó pensando en este tema del que has escrito. ¿De verdad el amor para los jóvenes es así? La pasión, el enamoramiento, el amor en sí… ¿es que te tiren a una piscina con ropa? ¿Es jugarte la vida en una moto sin casco? ¿Todo se puede justificar? Los “malotes”, los “especiales”, los con un trasfondo y pasado muy oscuro…¿esos son los ideales que se buscan hoy día? (Cuando hablo de malotes también me refiero a “malotas” ) ¿es así? Cada cual tiene un pasado (yo también lo tengo) y ya sabemos que hasta que no te das de narices en el suelo y tropiezas tres o cuatro veces no te miras al espejo y te dices “basta ya de tonterías, ¿no?. A lo que me vengo a referir es que hoy día hay muy pocas personas que quieran un amor vintage, y quienes lo tienen pueden caer en la monotonía por eso mismo que dices, es que es “demasiado…” ¿demasiado bueno/a contigo? Pero, ¡¡qué nos pasa!! Por favor, un amor vintage está solo para la gente que sabe apreciar realmente lo que es el amor con mayúsculas, sabe lo que quiere y construye una base sólida (un sí mismo personal maduro) sobre la que ese amor vintage no va a desmoronarse en tres meses. Nos equivocamos, por supuesto, pero hay que saber equivocarse y con quién, con un amor vintage no puedes equivocarte, no hay cabida al error. La moda de hoy de “usar y tirar” es la que manda, y claro está, es más “barato”, ya se sabe que lo vintage cuesta un poco más (a veces mucho más) pero tienes la seguridad de que te va a durar toda la vida!
    Lo dicho, me ha encantado tu manera de decir lo que mucha gente pensamos y no nos atrevemos a decir. 🙂

    • Nekane

      Qué maravilla de comentario, Ceci!! Me lo guardo porque, al igual que lo vintage, no abunda y es muy reconfortante encontrar a personas con esa sensibilidad hacia este tipo de amor. Lo escribo con el firme convencimiento de que existe, es real y se construye a fuego lento, como todo lo bueno. Aunque en la sociedad de hoy en día sea algo raro, yo quiero seguir apostando por el amor vintage, el de toda la vida con calidad y no aburrirme nunca de que nos traten ‘demasiado’ bien. Y siempre, siempre seguir creciendo por dentro para construir algo sólido y bonito por fuera. Gracias por acompañarme de cerca, Ceci… Eres un regalo de persona <3

  • Bel

    Maravilloso y fantástico! Yo quiero un amor así. Los hay? Tu artículo me da esperanza de que sí continua existiendo. No lo ha escrito una mujer, sino tú, un hombre a quien también le gusta esa sencillez e intentar arreglar lo q sea posible arreglar (hay cosas q se han de aceptar, y no pueden arreglarse). Gracias. Como siempre gran artículo q hace reflexionar.

  • Lisaa

    Me encanto encontrar este blog, y yo también tengo tanto por escribir… en este momento estoy por crear un blog del amor y como superarlo, se que quizá del tema nadie sabe ni mucho ni poco solo quiero q nadie pase por lo que yo o quizá que el dolor que yo siento no lo sienta nadie en la magnitud … solo es un tipo de apoyo para todos. <3
    ME APOYARIAS SI LO LEES Y LO COMPARTES CON TUS AMIGAS 🙂

  • Cecilia Gómez del Pino

    ¿disculpa? Si no te ha gustado te invito a que por privado le hagas llegar tu comentario al autor del blog, pero aquí no es lo más acertado… un saludo y que tenga usted un buen día, por decir algo vaya. ..

  • Roberto Sánchez

    Felicidades por abrir este blog que trata un tema por demás interesante,profundo y a la vez complejo: El amor.El ser humano ese ser complicado,sensible y a la vez lleno de todo tipo de emociones. Este tema no es fácil y ustedes lo tratan de manera que atrapa nuestra atención a la primera. Felicidades que sigan los éxitos…!

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